Distribuidos en grupos de cinco alumnos, en nuestro espacio polivalente, seis grupos de trabajo y dos profesores se embarcan al conocer cómo es una flor y qué es su función principal, la reproducción sexual, la mezcla de la información genética que es fuente de la adaptación y de la evolución.
Disponen de material simple de disección (Tijeras, agujas y pinzas) y una lupa binocular. Tienen que usar el teléfono móvil para iluminar y para grabar todos los resultados.
Los profesores, como siempre, entre los alumnos, orientando las tareas, cortar la corola, separar los pétalos, abrir el cáliz y llegar a ver los estambres, el pistilo y el ovario.
Un grupo descubre que pétalos, sépalos y estambres siguen el mismo patrón, una simetría basada en el cinco. No hemos llegado a ver el mismo en los ovarios.
Con el microscopio del profesor hagamos una preparación para ver el polen y otro grupo descubre unas partículas amarillas dentro del ovario, los óvulos y los observan con la lupa.
Todo esto es proyectado por uno de los profesores desde su teléfono móvil a la pantalla de TV táctil del espacio y hace una emisión en directo del que sucede en las mesas de trabajo. Todos observan como un grupo ha dispuesto todos los elementos, cinco de cada, sobre la mesa, o como un compañero acaba de descubrir la estructura interna de la flor.
A la vez, todos trabajan en sus portátiles con la ficha para situar el nombre de cada parte de la flor en un dibujo del guion de la práctica. Hacen fotografías diversas e incluso, descubren que también pueden hacerlas de las imágenes del microscopio y de la lupa.
Realmente, han jugado. Y seguro que han aprendido a estar y a descubrir.
Joan Segarra, profesor y director de Monlau Sagrera